22 de agosto de 2010

The beginning of the end





That's why I can't say enough times, whatever love you can get and give, whatever happiness you can filch or provide, every temporary measure of grace, whatever works.

Puede que sea la ¿tercera? vez que veo ésta película. Boris, el que una vez casi llegó a ser candidato al Premio Nobel, no puede ser un tío más arrogante. El tío sabe que es un genio, pero como todo el mundo sabe, de nada sirve eso si no encontramos la felicidad en las pequeñas cosas, en los "cretinos gusanos inmundos que habitan este mundo" (citando literalmente al protagonista del film).

Por eso, Whatever works funciona. Porque, si la cosa funciona, ¿qué más da? Por favor señores, no hagamos nuestra existencia más desgraciada de lo que ya de por si nos ha tocado vivir.

And don't kid yourself. Because its by no means up to your own human ingenuity. A bigger part of your existence is luck, than you'd like to admit. Christ, you know the odds of your fathers one sperm from the billions, finding the single egg that made you. Don't think about it, you'll have a panic attack.


La intervención del azar en el destino es un tema recurrente en una gran mayoría de las obras de Woody. Éste azar es el que nos ha predispuesto, de forma caótica, sumidos en un espacio en el que vivir todos juntos. Cada cierto tiempo viene bien recordar que, de paso, no tendríamos que preocuparnos más que por disfrutar de éste caos, (por paradójico que parezca) sin anclarnos en cualquier idea preconcebida o idealismo anterior. La verdad, nos ahorraríamos bastantes quebraderos de cabeza. Dejarse llevar no siempre tiene por qué ser erróneo, más bien el comienzo de un nueva y excitante aventura.